sábado, 19 de noviembre de 2016


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DOS SEMANAS EN OTRA CIUDAD.

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Vibrante melodrama realizado por Vincente Minnelli, uno de esos films donde el mundo del cine se mira el ombligo, el neurálgico guión de Charles Schnee (“Rio Rojo” o “Cautivos del mal”) se basa en la novela de Irvin Shaw (“El baile de los malditos”), que a su vez se dice está inspirada en la relación entre Tyrone Power, Linda Christian y el productor Darryl Zanuck. Está protagonizada por un elenco de intérpretes brillantes, un exuberante Kirk Douglas, Edward G. Robinson, Cyd Charisse, Claire Trevor, Daliah Lavi, George Hamilton, o Rosanna Schiaffino. Se puede ver como una especie de secuela de la magnífica “Cautivos del mal” (1952), realizada diez años antes, y es que la película está edificada por el mismo equipo, la susodicha dirección, productor (John Houseman), guionista (Charles Schnee), compositor (David Raksin), el protagonista estrella (Kirk Douglas), y el estudio (MGM), asimismo tienen de nexo la canción "No me culpe", aquí por Leslie Uggams, y en la de 1952 por Peggy King, incluso en una escena estaremos en una sala de proyección viendo clips de “Cautivos del mal”. Tratando además temas similares, como la búsqueda de segundas oportunidades, la frustración vital, la decadencia moral, la corrupción anímica, las ansias de redención, ello con el telón de fondo de una producción cinematográfica, aquí mostrando los cambios que germinaban en Hollywood, donde algunas producciones que para abaratar costes se trasladaban a Europa (ejemplo los péplum europeos), o bien influenciados por la ola hedonista que Fellini puso en marcha con su “Dolce Vita” (1960) quisieron retratar la “bon vivant” de la Ciudad Eterna. Minnelli repudió el resultado final al no permitírsele montarla como él había querido y estrenarse amputada, y es que la edición posee algunos defectos referentes a la coherencia de algunos comportamientos de los personajes que se antojan excesivos, quizás lastrados por falta de metraje que ayude al entendimiento.

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Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Resultado de imagen de two weeks in another town 1962El protagonista es la estrella de cine venida a menos, Jack Andrus (Kirk Douglas), está desde hace tres años en un sanatorio recuperándose de una depresión causada por el divorcio de su esposa Carlota (Cyd Charise), que le hizo caer en el alcoholismo, alejándose de Hollywood. Maurice Kruger (Edward G. Robinson), director de cine y especie de mentor de Andrus lo reclama para un pequeño papel para una película que rueda en Roma, esto le puede suponer su redención o su caída total, pues allí además reside su ex Carlota con su nuevo amante millonario. También tendrán importancia en la historia Veronica (Daliah Lavi), bella mujer que entabla relación con Andrus, Davie Drew (George Hamilton), protagonista del film de Kruger, Clara (Claire Trevor), neurótica esposa de Kruger, y Barzelli (Rosanna Schiaffina), estrella femenina y diva del film de Kruger.

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Resultado de imagen de two weeks in another town 1962La cinta se convierte en una odisea de redescubrimiento para el protagonista, una terapia de choque en que es puesto contra los peores de sus fantasmas del pasado, donde será llevado al límite, pasando por varias etapas, que le harán volver a generar ilusión, pasión, euforia, amor, idealismo, amistad, ello una travesía obsesiva, donde también se nos hablan de los celos ( de todo tipo, de amor y profesionales), de las dudas, de las tentaciones, del arrepentimiento, del odio, la soledad, en lo que es un lienzo desolador y agrio de unas élites clasistas que viven en el hedonismo más degradante, donde el círculo vicioso, algo cambiado, pero continua  igual, donde la juventud instalada en sus huecos “tronos” vuelven con las mismas taras y errores. Minnelli imprime un ritmo acelerado, con secuencias de enorme intensidad dramática, en algún caso sobrepasándose, con diálogos inteligentes, cínicos, irónicos, apoyándose en una buena composición de personajes, ello en el delicioso marco de un autohomenaje al cine. Como defecto está que el relato se nota algo forzado en su excesivo melodramatismo, con comportamientos demasiado teatralizados en su pompa trágica, quizás esto se deba a un montaje atrofiado y no con la connivencia necesaria del director, verdadero guardián de las esencias de una película, provocando en el espectador cierta desazón nebulosa en las actuaciones idas de algún que otro rol, ejemplo es la relación confusa entre Davie y Veronica, un laberinto dentro de un enigma.

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Para este viaje un nuevo despertar de nuestro antihéroe serán claves varios personajes que irán tallando su regenerado carácter, los dos primeros son sus malsanos lazos con el pasado que le oprime, que si quiere avanzar deberá superar o sucumbirá: El mentor-director de cine, que en el ocaso de su carrera decide llamarlo, estableciéndose entre los dos una relación complicada que termina por explotar, espoleado por la Lady Macbeth (Clara) que es la esposa de Kruger; Carlotta, la ex, es la tentación tóxica, representa su corrupción moral, su degradación y malversación de su integridad, la puerta a su Averno personal; Veronica, es la contraparte de Carlota,la pureza de espíritu, la inocencia, el amor desinteresado, pero a la vez ella es una especie de prueba para Andrus en la fragilidad anímica que detenta, y si es capaz de ayudarla, se ayudará a sí mismo; Davie es el espejo del pasado de Andrus, un actor joven, caprichoso, voluble, acomplejado, inseguro, que parece cometerá los errores del propio Andrus, teniendo que convertirse en su mentor, del éxito de esto dependerá en gran medida que el protagonista se salve a sí mismo de la caída al vacío.

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962A finales de agosto de 1961, Minnelli viajó a Roma durante 6 semanas de pre-producción a la búsqueda de localizaciones. A principios de octubre, comenzó a rodar alrededor de la Piazza Navona, la plaza de España, Trastevere y la Via Veneto. Minnelli deseaba su versión nocturna de Roma bebiendo de la aclamada felliniesca “La Dolce Vita”, esta película genero un gran revuelo en la escena internacional con su retrato de la alta y decadente sociedad, para ello Vincente traspasa los límites de lo políticamente correcto, sobre todo en ese tiempo, hablando de anhelos suicidas, adulterio, orgias, o voyeurismo. Una de las últimas escenas que quiso rodar Minnelli era algo rozando lo depravado, una fiesta salvaje con Andrus como juguete roto, rodeada por multitud de jet-set, frente a un cuadro erótico que se desarrollaba fuera del alcance de la cámara. Minnelli estaba orgulloso de esta secuencia, que combinó su inclinación por las superficies elegantes con un toque vanguardista más contemporáneo, pero llegarían los recortes.

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Uno de los puntos fuertes del film es su recreación de la Roma dolcevitesca, con una brillante puesta en escena retroalimentándose de su condición de tributo al mundo del cine, con una exquisita dirección artística de George W. Davis (“Eva al desnudo” o “La Dimensión desconocida”), y Urie McCleary (“Siete novias para siete hermanos” o “Patton”), con hermosas localizaciones exteriores, filmándose en Roma (Via Veneto, Lazio, Fontana de Trevi, Plaza de España,  Cinecittà Studios, Excelsior Hotel,  Leonardo da Vinci Airport,...), con bulliciosos clubs nocturnos, fiestas bohemias, terrazas, callejuelas romanas, la playa,  esto filtrado por hipercromática fdotografía en cinemascope de Milton R. Krasner (“La tentación vive arriba” o “La Conquista del Oeste”), otorgando un aire hiperrealista a los fotogramas, con un fulgor de colorido electrizante, captando la alegría huera de la capital transalpina, la atmósfera de cuasi-bacanal, con vibrantes tramos de noche, creando cuadros de una decadencia incisiva, esto en conjunción con algunos recursos de efectos especiales de Robert R. Hoag (“Ben-Hur” o “La Conquista del Oeste”)que entiendo como guiños cinéfilos clásicos como son los falsos fondos, esto atomizado en la “orgiástica” carrera de la muerte de Andrus, con la proyección trasera, donde canta más que Iker Casillas la falsedad de la escena. La música es de David Raksin (“Tiempos modernos” o “Cautivos del mal”), muy bien encajada en la acción dramática y en el romanticismo.

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Kirk Douglas borda su complejo papel, un volcán en perpetua erupción de emociones, expresando toda una gloriosa gama de sensaciones, desde la frustración, al ilusión, el optimismo, o cuando se desboca al abismo, en un rol que como bien he leído es parecido en cierto modo al de su Van Goch de “El loco del pelo rojo” (1956), también de Minnelli, reflejando ambos a un tipo depresivo, bipolar, y con tendencias suicidas, la raza y viscerabilidad del actor hace que desborde la pantalla, empatizando su sufrimiento con el espectador, magnífico. Edward G. Robinson como el director Kruger, solo está como siempre, o sea, imperial, derrochando carisma, temple, personalidad, simpatía, rabia, con una naturalidad y mesura sublimes. Cyd Charisse como Carlotta está fenomenal emitiendo la villanía perversa, hermosa, voluptuosa, sensual, depredadora sexual, y sobre todo una manipuladora retorcida. Claire Trevor como la neurótica Clara, esposa posesiva de Kruger, despliega una enardecida energía puesta al servicio de lo pernicioso, excelente. George Hamilton es el más flojo de todos como el angustiado actor Davie, desubicado, frío, desangelado, chirría cuando aparece, fue elegido según él como "un actor tipo James Dean, de joven con problemas, para lo cual no podría haber sido menos adecuada", admitió más tarde, el reconocimiento de su nula actuación le honra. Daliah Lavi es una tremenda belleza, desparrama sex apple, pero le falta alma, se ve algo artificiosa en su comportamiento. Rosanna Schiaffina como la actriz Barzelli, es muy divertida en su caricatura de una diva caprichosa.

Spoiler:

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Momentos recordables: Su inicio con los crédito iníciales, vemos a un Andrus caminar sin rumbo por unos jardines, sin saber bien que hacer, dubitativo, esto se puede encadenar con el final en el aeropuerto mientras charla con Davie, Andrus es un tipo decidido, enérgico, seguro de sí mismo, sabe lo que quiere, ha superado sus traumas del pasado; Cuando conocemos a Clara en su habitación de hotel con Kruger, con una desagradable discusión con el marido, iracunda, celosa, amenazante, un huracán en depresión permanente; Cuando Andrus sostiene melancólicamente el Oscar en sus manos, observándolo tiernamente, mientras su reflejo es visto en el espejo, muy alegórico del paso del tiempo, donde siempre este fue mejor;  La hermosa secuencia en que se proyecta en una pantalla “Cautivos del mal”, el rostro de satisfacción de Andrus/Douglas, donde la ficción se confunde con la realidad, el orgullo de tener ante sí una Obra Maestra se nos traspasa; La fiesta-cena con Andrus de anfitrión y como Clara despliega toda su bilis contra una actriz, tremebunda; El tramo en que Andrus ha sustituido en la dirección a Kruger, un estupendo encadenado de imágenes en que Andrus debe lidiar con la diva, primero con delicadeza y cariño, y luego¡, con el hartazgo pasa al plan b, le da una patada en el culo; Cuando Andrus es repudiado de mala manera por Kruger azuzado por el “bicho” de su esposa; El clímax, primero con la fiesta bacanal, donde Andrus ha caído en las fauces de la decadencia, y siendo el zenit la carrera pesadillesca con Carlotta, extasiante auto-terapia de choque, con ese final de referencias freudianas sexuales con el coche posado bajo una fuente de agua.

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962La pobre respuesta de la audiencia durante el preestreno en 1962 reafirmó la decisión del productor Siegel para cortar la película. Siegel asignó al editor supervisor del estudio, Margaret Booth, permitiéndole recortes drásticos, sin consultar a Minnelli. Se recortó en mucho la orgía final, así como el monólogo melancólico de  Charisse, discurso destinado a humanizar a su personaje. Minnelli protestó que sin esta explicación, el personaje de Charisse sería percibido como simplemente una depredadora. Los devastadores recortes de Booth convirtieron en los personajes aún más neuróticos y sórdidos, y restando coherencia sobre lo que había sido el guión, despojando de motivación psicológica matizada, los personajes parecían simplemente desagradables, inseguros y paranoicos. No consultando por ninguna alteración a Minnelli, siendo un duro golpe a su ego, el estudio no atendió las suplicas de Houseman y el director. En el proceso, se cerca de 15 minutos de tiempo de pantalla crucial y fue puesto en libertad con duración de 107 minutos. 

Resultado de imagen de two weeks in another town 1962Queda una buena propuesta fílmica, entretiene haciendo una reflexión sobre el mundo henchido de las celebrities del cine, aderezado por unas cuantas actuaciones espléndidas. Fuerza y honor!!!


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